Disfrutar de un baño en un Onsen, alojarse en un tradicional Ryokan y creerse que estás durmiendo con Doraemon, probar decenas de platos de una de las gastronomías más famosas del planeta, ir a las estaciones de esquí con más nieve del mundo, subirse a cientos de montañas y visitar mil templos.

Ir a Japón significa alternar entre la modernidad y la tradición; entre las ciudades, pueblos y la naturaleza. En cuanto conozcas este país se convertirá en uno de tus favoritos, de eso no me cabe duda.